(RWI) Revista Wotan Industrial Columna de Opinión

Todo lo que ha pasado con nuestros mineros ha sido una desgracia y a la vez su rescate,  un milagro según la opinión popular. Desgracia por la mala suerte de estar enterrado en vida, de haber estado a la hora y el lugar equivocado. De estar en una compañía en que la responsabilidad con sus trabajadores era mínima, en que la responsabilidad y el cuidado por la vida estaban en último lugar; o por lo menos después del resultado de las utilidades; mala suerte de haber estado con un patrón que no responde por sus trabajadores. Toda la rabia la pueden descargar sobre las empresas, todas nuestras frustraciones, penas y miserias pueden ser tiradas como una gran mochila a los responsables de este  desastre: los patrones. Todo esto, todo este hecho lamentable, a  confabulado como una cierta  catarsis, a todos aquellos que no son capaces de tomar sus vidas en sus propias manos y están permanentemente tirándole las responsabilidades a los demás.
Es un milagro ya que se encontraron vivos, es un milagro de que esos hombres estén manteniendo la cordura, de que  hayan sido capaces de organizarse,  dosificado sus víveres,  los cuales por milagro,  alcanzaron hasta el momento en que los encontraron. Sin embargo el milagro deja de ser cuando se va conociendo la fortaleza  de esos hombres, la grandeza del espíritu de supervivencia, cuando se ve que mal que mal, tenían algunas cosas básicas para poder sobrevivir.
Nuevamente nos encontramos con lo de las responsabilidades,  se las achacan a otros, y cuando son buenas noticias aparecen las divinidades. Yo sólo me quedo con la grandeza de algunos  que cuando están frente a la muerte son capaces de salir y apoyar a los que los rodean y los escuchan.
Este hecho me hace reflexionar sobre nuestras responsabilidades, creo que no hay acción en nuestras vidas, que no debamos aprovechar para crecer a través de la reflexión objetiva y consiente.
Haber caído en esa situación en la que se encuentran nuestros mineros era cuestión de tiempo, los antecedentes de esa empresa eran de público conocimiento, todos hoy rasgan vestiduras- pero donde estuvieron las autoridades, donde estuvieron cada responsabilidad individuales, los mineros que denunciaron esas formas de trabajo-  que paradójico, la respuesta que dan algunos, que es la necesidad que los lleva a someterse a las más bajas condiciones de trabajo.
 Me pregunto, ¿la necesidad a qué? ¿La necesidad de comer, de dar pan a los nuestros? y si ése es el motivo no se ve que sea un negocio muy malo. Estoy asegurando el pan de hoy pero estoy poniendo en riesgo el pan de mañana y de paso vendiendo mi alma y mi desarrollo personal. Creo que no vale la pena.
Hoy creo que tenemos que abrir los ojos y asumir nuestras responsabilidades en la vida, no en cualquier vida si no en la nuestra. Si sólo supiéramos que donde estamos es consecuencia de nuestros actos. Si, hay algunos que se les hace más fácil que a otros, sin embargo quién sabe realmente lo que es fácil o difícil. El yerro que cometemos, es,  que todo lo medimos en términos de dinero y en ese concepto sí, hay algunos que se les hace casi inalcanzable las fortunas que vemos hoy en día.
En ese caso si hay casos imposibles, sin embargo creo que la vida es mucho más que eso. Y fácil o  difícil, sólo es la forma de cómo vemos y cómo aprovechamos nuestras oportunidades.  Los acontecimientos que nos va poniendo la vida. Debemos abrir los ojos y abrir nuestra conciencia y despertarnos de este eterno sueño que nos rodea.

 

Don Gato